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20 avr. 2002

El Pueblo zápara frente a sus proyectos de revitalización lingüística

(source : congreso mundial sobre politicas linguisticas - Barcelona, 16-20 de abril 2002)
Periodista : Carlos Andrade Pallares

Como es de conocimiento público, la cultura oral de los záparas y el mundo espiritual del grupo, fueron declarados el 18 de mayo de 2001, Obra Maestra del Patrimonio Inmaterial e Intangible de la Humanidad por la UNESCO, junto a otros 18 espacios culturales alrededor del mundo.
Uno de los argumentos que sirvieron para tal declaratoria, lamentablemente, es el avanzado deterioro de la lengua y del mundo espiritual que se expresa a través de ella. De lo que conocemos existen tan solo siete locutores nativos de la lengua zápara, de entre 70 y 90 años, muy dispersos el uno del otro, y un solo chaman, o shimano, conserva la sabiduría de las prácticas espirituales.
Desde hace aproximadamente tres años los záparas de Ecuador, y más recientemente los de Perú, han iniciado un proceso de revitalización de su lengua y de las prácticas espirituales del grupo.
Es sobre los avances en dicho proceso que se centra esta comunicación.

Los záparas viven en el corazón de la amazonia ecuatoriana y peruana, una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta. Su número, aunque aún incierto, no sobrepasa los 500 individuos.
La lengua zápara haría parte de la familia del mismo nombre si aceptamos la clasificación del etnólogo francés Paul Rivet, (siglo XIX). Según este autor, la familia etnolingüística zápara estaba conformada por 39 grupos diferentes de los cuales ahora solo existen tres, el zápara propiamente dicho, el arabela y el iquito, lenguas y grupos minoritarios del Perú.
Frente a esto, y haciendo uso de la escasa literatura que existe sobre los záparas, podemos decir que en aproximadamente 500 años el grupo pasó de ser el de mayor presencia en la amazonia ecuatoriana al grupo indígena con menor número de miembros en la actualidad.
Según los textos históricos, que señalan 1665 como fecha del primer contacto del "hombre blanco" los záparas, habrían constituido una gran Nación, los datos sobre el número aproximado de záparas es tan incierto como lo era hasta hace poco la situación del grupo. Algunos de los datos más confiables señalan la presencia de 25 mil záparas durante los primeros años de contacto (esto es alrededor de los años 1600). Cuatrocientos años después, quedan aproximadamente 500 individuos.
Los factores que conspiraron para que así sea, son comunes a toda la zona : Conflictos interétnicos, enfermedades, esclavitud, una guerra limítrofe entre Ecuador y Perú que separó a las familias por cerca de 60 años y, finalmente, el mundo moderno.
Hacia mediados de la década de 1950, dos misioneras del Instituto Lingüístico de Verano llegaron a uno de los poblados záparas de Ecuador y se quedaron entre ellos por algunos meses para realizar un estudio de la lengua del grupo, uno de los pocos estudios con los que se cuenta sobre las particularidades de la lengua.

Luego de esta visita, la cultura del grupo indígena de mayor influencia en la zona, los kichwas, había penetrado tanto en el mundo zápara, que las primeras migraciones hacia territorio ocupado por este grupo ocurren así como la adopción paulatina de sus costumbres y su lengua.
Minoritarios en la zona, los záparas comenzaron ser motivo de burla por parte de los otros grupos indígenas, muchos de los cuales empezaron a recibir la influencia de movimientos evangelistas. Estos grupos religiosos terminaron por imponer prohibiciones, doctrinas y prácticas entre casi todos los indígenas de la zona, salvo entre los záparas que sigue siendo el único grupo que se niega a adoptar ideas religiosas ajenas a su cosmovisión.
Para mediados de los años 70, la lengua materna de todos los zápara pasó a ser el kichwa. Era solamente en las reuniones donde no se encontraban miembros de este grupo que los ancianos hacían uso del zápara, así como de sus costumbres culinarias, sus cantos, sus juegos sus relatos y sus bailes.
En la segunda mitad de la década de los años noventa, una asamblea general de los últimos záparas de Ecuador tuvo lugar para discutir en ella sobre la posibilidad de aliarse definitivamente con el grupo de mayor influencia en la zona, lo que implicaba además adoptar su religión. Mientras los adultos defendían esta estrategia como una salida para no desparecer y obtener ayudas, como por ejemplo en el campo educativo, los ancianos y los jóvenes defendían su derecho a la autodeterminación.
Es así como surge la Organización de la Nacionalidad Zápara que, dirigida por los hijos del último chaman del grupo, establecen como una de sus prioridades la revitalización de su lengua y la recuperación de las prácticas espirituales del grupo.
En 1999, en conjunto con los dirigentes de la nacionalidad, se establece el plan de revitalización lingüística, que tuvo como punto de partida la identificación de los últimos locutores nativos de la misma. Cinco ancianos de entre 70 y 90 años fueron identificados en tres comunidades distantes una de otra varios días de camino.
Tras lograr la aceptación de un investigador, ajeno a la nacionalidad, y a medida que la confianza iba en aumento, los ancianos se comprometieron a transmitir todos sus conocimientos a los miembros más pequeños de sus respectivas comunidades y a hacer uso de la lengua zápara en todas las circunstancias posibles, a demás de permitir grabar todas las manifestaciones del habla, como mitos, leyendas, canciones, juegos.
Al cabo de tres años, unos 30 niños han adquirido un léxico importante, sobre términos referentes a la naturaleza y su entorno, y el entusiasmo va en aumento. Paralelamente, gracias a las grabaciones, se inició el estudio y descripción de las particularidades de la lengua, cuyo primer resultado es un diccionario trilingüe zápara-castellano-kichwa, de reciente publicación.
Sin embargo, este trabajo no fue hecho con todos los záparas, aunque sí con su mayoría. Esto se debe a que un buen número de ellos quedó del lado de la frontera peruana luego de una guerra que enfrentó a ese país con Ecuador en 1941. Fue solamente en 2000 que las familias záparas de ambos países volvieron a encontrarse y en ese encuentro se identificó al último chamán zápara que mantiene vivas sus prácticas espirituales.
Con la declaratoria por parte de la UNESCO, los záparas de ambos países han visto la posibilidad de continuar juntos con los planes de salvaguarda de su patrimonio que, hay que decirlo, sigue en latente peligro de desaparecer.

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